Article original del Dr. Antoni Campmajo i Tornabell, reeditat amb motiu de les noces d’argent dels premis de la Societat

Sant Blai, 3 de Febrer de 1984

LA TRADICIÓN POPULAR EN NUESTRA ESPECIALIDAD

Dr. A. Campmajo i Tornabell
(Barcelona)

Por el mundo encontramos una serie de costumbres, tradiciones, oraciones y ciertos actos, a los que se atribuye la virtud de curar determinadas enfermedades. Las oraciones están basadas en la fe puesta en Dios o en los Santos, como intercesores elegidos por el pueblo en virtud de los milagros que realizaron.

San Lucas dice: "...y todo el pueblo ansiaba poder tocarle, pues de Él emergía fuerza y Él los curó a todos". En estas palabras hallamos ya el fundamento de la fe popular al reclamar la ayuda del Cielo. Luego, se oró a los Santos, pues la misma Iglesia en el Concilio de Trento se expresa así: "Es bueno y útil invocar a los Santos...y recabar de ellos en las oraciones su poder y ayuda para conseguir de Dios beneficios".

En primer lugar, existe un grupo de Santos, que son considerados como auxiliadores en toda clase de enfermedades; dicho grupo, formado por un número de 14, recibe el nombre de Santos "apotropeanos", cuyo origen principal, en cuanto al culto, se encuentra en Alemania y es a partir del siglo XIV cuando se extendió a otros países.

Dichos Santos son: Blas, Eustaquio, Erasmo, Pantaleón, Vito, Dionisio, Ciriaco, Jorge, Egidio, Cristóbal, Agatón, Catalina, Margarita y Bárbara, algunos de ellos, según veremos más adelante, venerados como protectores de afecciones determinadas.

El Santo más conocido y popular en relación a las enfermedades de la garganta es San Blas, obispo y mártir, cuya festividad se celebra el 3 de febrero. Entre los varios milagros que obró dicho Santo, figura el que lo proclamó como auxiliador de las citadas dolencias, pues habiéndose presentado una mujer cuyo hijo tragó una espina de pescado y se encontraba en estado asfíctico, el Santo tocó la garganta del pequeño e implorando la ayuda del Señor, el enfermito quedó curado. En dicho momento San Blas pidió ayuda a Dios para todos los afectos de enfermedades de la garganta que acudiesen a él.

El mismo AECIO, médico griego, entre otras prácticas que prescribe para este mal (cuerpos extraños), recomienda la invocación de San Blas y dice que tocando al enfermo la garganta, se pronuncien estas palabras: Blasius Mártir et Servus Christi, dicit; aut ascende aut descende (Blas, mártir y siervo de Cristo, manda que subas o bajes).

Fruto también de esta devoción al Santo es la costumbre, incluso en nuestros tiempos, de la llamada "Bendición de San Blas", que se celebra en la festividad del mismo.

Una de las ceremonias consiste en que el sacerdote colocando dos velas encendidas y cruzadas ante el cuello del fiel, invoca la protección del Santo. De esta forma los que reciben tal bendición, parece que durante el año están libres de enfermedades de la garganta. Así lo vemos en el libro: A History of Oto-Laryngology de SCOTT y GUTHRIE, en cuya obra figura una fotografía de dicha ceremonia con la siguiente inscripción: Blessing the Trota in Modern Times.

Asimismo, en la región tarraconense, es notable la devoción que se tiene a Sant Blai d’Aleixar, de cuyos gozos una de las estrofas reza así:

"Abans d’esser degollat
vàreu obtenir de Déu
que el vostre devot en breu
sigui de tots mals curat,
per mal de gorja heu mostrat
ser vostra virtut major"

También en Cataluña, en las aldeas de Bot y de Caseres, veneran como patrón a San Blas y en la Tierra Alta, cuando un niño se atraganta, las madres golpean su espalda diciendo:

"Sant Blai de Bot,
que el de Caseres no pot"

considerando a la imagen de Bot, más milagrosa y con más poder, cosa que puede únicamente explicarse por las rivalidades que existen muchas veces entre los pueblos.

De análoga manera en Barcelona y en la Parroquia de San Jaime, de la calle de Fernando, se había celebrado, en otros tiempos una solemne función religiosa en la festividad de dicho Santo.

Ante todo, se bendecían los típicos "borregos" (pasta de repostería típica de Cataluña), manzanas, peras y unas tortas planas, encima de las cuales había marcada una cruz, golosinas que luego se comían en caso de padecer anginas.

En dicho día, se adquirían los clásicos "cordons de Sant Blai" que se arrollaban en torno al cuello cuando se padecía algún dolor de garganta y en los casos en que, por cualquier causa, estaba dificultada la deglución. Dichos cordones eran de seda blanca, con los dos cabos unidos y rematados por una borla del mismo hilo y color.

También aquel día acudían los cantantes y los que precisaban mucho de su voz –como los subastadores públicos- a la bendición de arenques e higos secos, pues según ellos conservaban la voz, teniendo además dichos individuos como Patrón al mencionado Santo.

En Castilla, es costumbre, cuando un niño sufre la difteria, o se ha tragado una espina, pronunciar el siguiente exordio:

"¡San Blas Bendito,
que se ahoga este angelito!"

Otro Santo que también es invocado como protector de las enfermedades de la garganta es San Lupo, obispo, pues durante su vida devolvió el habla a una mujer muda y además, después de haber muerto el Santo, en ocasión de refugiarse junto a su tumba un esclavo por temor a las iras de su dueño, éste al verle escondido tras el sepulcro, clamó enfurecido: "¿Ahí te escondiste?...¡Ni el mismo Lupo te librará de mis manos!" Al punto, se le secó al blasfemo la lengua y comenzó a mugir como un buey muriendo al cabo de tres días por la grave ofensa inferida al Santo.

En el Rosellón y otros lugares, la tradición admite que San Lupo era pastor, por lo cual le ofrecen gargantas de lobo para preservarse de tales enfermedades y a su vez a fin de no verse privados de la voz cuando ven a este animal, pues así creían que ocurría, circunstancia que ha motivado el adagio: "¿Què has vist al llop?" refiriéndose a una persona que presenta una afonía.

Los exvotos de laringe de lobo, tenían, pues, el doble valor de preservar de anginas y de afonía.

A dicho intercesor se han dedicado varios Gozos y uno de sus versos dice así:

"Els de mal de coll ferits
si us prenen per advocats, els veiem molt prest guarits,
I de mal remediats
curant amb vostre favor
de qualsevol malaltia."

También ciertos pueblos, en la festividad del Santo confeccionaban unas tortas de forma triangular, con tres clases de harina, entregándolas al primer mendigo que pasaba a fin de que éste se llevara consigo la dolencia del donante, aunque siempre y tal era el motivo de la dádiva, había un fin caritativo y más bien lo anteriormente dicho tenía un carácter jocoso.

Asimismo San Román, mártir, cuya fiesta se conmemora el 18 de noviembre, es invocado por los enfermos que sufren afecciones de la voz. En su martirio fue sometido al fuego, pero por milagro divino resistió tan horrible tormento; llegado en dicha ocasión Diocleciano a Antioquia, consideró de poca eficacia dicho martirio, por lo que ordenó le fuera cortada la lengua hasta la raíz, pero de nuevo el Señor permitió que no perdiese el uso de la palabra, siendo finalmente degollado.

Esto ha motivado que el pueblo tenga fe en dicho Santo, en especial los que sufren trastornos fonatorios y a este fin, acuden al sepulcro donde reposan sus restos, muchos enfermos en busca de protección.

La tradición, en ciertos pueblos y especialmente en el de Sau (Cataluña), hace que los fieles ofrezcan a San Román lenguas de plata y cuero (éstas por resultar más económicas), en agradecimiento a los favores dispensados por el Santo. De esta forma, vemos como en dicho pueblo, de cuya Parroquia es titular San Román, reza en sus Gozos lo siguiente:

"De Sau esta població
vos ha pres per titular
aon ve la devoció
dels que vos dignau curar;
llengües de plata es present
que us tributen per honor."

Otros Santos ya menos conocidos y populares, pero a los que también ciertas regiones tienen como protectores de las enfermedades de la garganta, son: San Ignacio de Antioquia, Santa Margarita de Hungría y San Silvestre.

A este último, en los grabados populares se le representa vistiendo indumentaria pontificial y con un niño que ostenta la garganta hinchada, arrodillado a sus pies.

Invocan los individuos afectados de tartamudez a San Valentín y así veremos como en Cataluña, en la comarca del Pla de Bages, las madres invocan a dicho Santo, para que los pequeños empiecen a hablar pronto y de forma clara.

También para los pequeñuelos que sufren retardo en el habla, se ruega a San Zenón, siendo también muy popular la devoción que se tiene a Santa Balbina, contra las parotiditis (las famosas "galteres" en idioma vernáculo).

Dentro de la rama otológica, pueden citarse como protectores a San Luis Obispo y Santa Trahamunda, cuya festividad se celebra el 14 de noviembre. Dicha Santa, encontrándose en el Convento de San Martín del Poyo, fue hecha cautiva en una incursión de los sarracenos y llevada a Córdoba. Abderramán II, pretendió hacerla su esposa, negándose a ello la Santa, por cuyo motivo permaneció presa del moro.

Orando continuamente al Señor por su libertad, cierto día, cercano a la fiesta de la Natividad de San Juan Bautista, rogó con gran insistencia a Dios, le permitiese en aquel día estar en su Monasterio, milagro que prodigiosamente se cumplió.

Ciertamente, que no encontramos en la vida de dicha Santa ningún motivo para ser considerada como protectora de las enfermedades del oído (en especial de la sordera), pero es el pueblo, quien en algunas ocasiones, capta los rasgos o caracteres de los santos, para considerarlos como patronos. Tal vez podría interpretarse el hecho de que el Señor oyó y atendió sus peticiones.

También a San Mohí, se le atribuyen virtudes por su interpretación en las enfermedades del oído y así vemos cómo reza la siguiente estrofa de los Gozos de dicho Santo:

"Miracler vos demostrau
especial en mal d’orelles
i altres mals guarint obrau
portentoses maravelles,
concedint a tots el fi
per al que Vos sou pregat."

Otros Santos invocados para la sordera y enfermedades del oído, menos conocidos, son: San Policarpo y San Narciso.

Refiere la tradición que en tiempos muy remotos, se celebraba en la Catedral de Barcelona, una Misa a la que asistían las personas afectas de sordera; dicho acto religioso, cuentan que resultaba de un carácter cómico, pues la mímica jugaba un papel muy importante, por cuyo motivo se prestaba a ciertas irreverencias, siendo más tarde postergada.

Para las afecciones de la nariz , es invocado San Nazario, siendo a su vez famoso San Mucio (en catalán "Sant Mus"), presbítero mártir cuya festividad se celebre el 13 de mayo.

En Barcelona, existía una célebre "colla", que organizaba una salida al campo el día de la fiesta del Santo. En un principio, se exigió la condición de ser chato, pues creían los organizadores, que San Mucio era el patrón de los hombres chatos, conociéndoseles con el nombre de : "Els xatos de Sant Mus".

En el año 1854, con motivo de la terrible epidemia de cólera acaecida en Barcelona, los chatos, invocaron al Santo para librarse de tan terrible azote, saliendo indemnes todos los de la "colla".

Ello motivó que fuera además invocado, como protector de los individuos afectos de deformidades nasales y también en caso de sufrir traumatismos en dicha región, dado que los mismos pueden dejar como secuela ciertas anomalías en su forma.

Fruto de la fe, es a la par la presencia en muchas Ermitas, Santuarios e Iglesias, donde se veneran imágenes de la devoción popular, la presencia en las paredes que circundan el altar, de moldes de cera representando orejas, narices, laringes, etcétera, en acción de gracias, por alguna curación acaecida.

Asimismo es frecuente observar cuadritos pintados, a menudo por manos inexpertas, en los que figuran representaciones alegóricas en relación con procesos relacionados con nuestra especialidad. Todos estos ofrecimientos realizados por los enfermos o sus familiares, son los conocidos y llamados exvotos, siendo muy abundantes en Montserrat, Nuria etc...

Hasta ahora los Santos enumerados son los que la tradición y la fe, hacen que el pueblo les invoque en sus enfermedades, pero no son únicamente los afectos de procesos morbosos en calidad de tales los que hacen sus ruegos, sino también en algunas ocasiones, los propios médicos (en especial los principiantes) cuando nos enfrentamos ante un caso difícil y complicado, pues como dice Santa Teresa de Jesús: "Parece que el Señor dio a los Santos gracia para socorrer en una necesidad determinada."

A su vez, son muy famosas una serie de oraciones de carácter popular a las que se atribuyen virtudes curativas de ciertas enfermedades.

Así vemos que en Cataluña es tradicional en algunos pueblos, cuando se padecen anginas, recitar la siguiente oración:

"Nostre Senyor té una vinya
que hi ha tres treballadors:
l’un cava, l’altre poda,
l’altre el gargamelló d’en..."

añadiendo en estos puntos suspensivos el nombre del pacient.

Tambiénera famosa otra plegaria

"Nostre Senyor i Sant Joan,
tots dos anaven per un camí;
troben a Sant Pere,
de cap un una pedra:
-Què fas aquí, Pere?
-Aquí m’estic, que no em puc tenir
amb mal de coll i angines.
-Alça’t, Pere,
que el mal vagi for a."

Por tierras castellanas es corriente rezar lo que sigue:

"En Belén hay tres niñas;
una cose, otra hila,
otra tiene mal de anginas."

Siendo condición precisa que dicha oración sea seguida del rezo de tres Padrenuestros a la Santísima Trinidad.

En Andalucía, es costumbre pronunciar el siguiente exorcismo:

"Hombre bueno,
mujé mala,
serón roto,
arbarda mojá,
cúrame la garganta,
señó San Blas."

Muchas de estas oraciones tienen un fondo supersticioso, en especial cuando son recitadas por los célebres "Oracioneros", personas que se dedican a estos menesteres y para cuya facultad, debían cumplirse ciertos requisitos; así se daba mucha importancia en el caso de haber nacido en Viernes Santo, Nochebuena o tratarse de sietemesino.

Algunas plegarias debían repetirse nueve veces, o por lo menos tres, ya seguidas de Padrenuestros o Avemarías, de forma que en total sumasen 9, pues especialmente en Escocia, Cataluña y Galicia se tenía mucha fe en dicha cifra para la curación de ciertos males.

Los rezos dedicados a sanar afecciones de la garganta, tenían que ir acompañados de la señal de la cruz, que se hacía con el dedo índice o pulgar, sobre la garganta, con la mano derecha del oracionero. En Menorca, era clásico que la señal de la cruz debía hacerse con un objeto de metal precioso a modo de amuleto.

En algunas oraciones, terminadas las mismas, debía colocarse en el cuello un emplasto de harina, miel, ceniza, etc., según la región a que pertenecía el exorcista.

Dentro de la rama curanderil hallamos unas prácticas de dominio popular, aunque la mayoría resultan completas aberraciones y que no dejan de ser hasta cierto punto graciosos y simpáticas.

Los curanderos, en muchas regiones, para ser considerados como tales, debían cumplir los mismos requisitos, en cuanto a su nacimiento, como los oracioneros, pero también se daba con mucha frecuencia, que por el hecho casual de haber sanado (¿) a un enfermo de mal "incurable", fuesen considerados como virtuosos en el arte de curar.

Liek-Danzing, cuenta que en cierta ocasión encontrándose un médico en un lugar del interior del África, curó a un hombre con un lavado de oído, de su sordera, producida por una ceruminosis. Bastó este hecho para que gozara entre los beduinos de una fama de curandero milagroso y mago.

En Cataluña, es muy conocido el acto denominado "trencar les angines", práctica que se realiza cuando el paciente sufre una amigdalitis. Puede realizarse de distintas maneras: Una de ellas, la más popular, consiste en hacer una compresión fuerte con el dedo pulgar untado con aceite, desde la muñeca hasta el final del antebrazo. Otra consiste en colocar un pañuelo de seda que envuelve el cuello, en tanto que el curandero, colocado tras el enfermo, con una "gracia" especial, hace una tracción rápida con las puntas del mismo. Si sólo duele un lado el pañuelo se aplica únicamente sobre la región afecta, tirando del lado opuesto.

Finalmente otro sistema consiste en ejercer una tracción de ambos pabellones auriculares, hacia atrás y afuera.

Caso de padecer auténticas anginas, dicen que en el momento de realizar la tracción se oye un clásico "crec-crec", quedando curado el pacient.

En otras regiones se emplea como medio eficaz contra las anginas, arrollar una media usada en torno al cuello, con la condición de que la mujer que la facilita debe quitársela momentos antes de ser colocada.

En la región murciana, usan para el mismo fin, un emplasto de "empella" de gallina, sustancia que no es más que la grasa del referido animal, usado a modo de ungüento.

Incluso en nuestros días, la aplicación en el cuello durante la noche, de una tostada de pan tierno rociado de vinagre, tiene para alguno propiedades curativas.

En Escocia se usaba como remedio contra las afecciones de la garganta arenques (Chupeo arengus), colocado en los pies. También se tienen en mucha estima las bayas de sauco o bonabre (Sambucus nigra) para dichas dolencias.

Cuando se trata de enfermedades óticas, en especial si van acompañadas de dolor, es tradición en Cataluña, colocar trocitos de algodón empapados en "oli de balsamilles" en el conducto auditivo, aceite que cuidan por lo general de preparar las propias madres.

Asimismo, aún en nuestra época, existe al creencia de que instilando unas gotitas de leche de una madre que amamante, desaparece el dolor, pero con la condición según algunos, de que si el enfermo es un niño, la leche debe proceder de madre que lacta a una niña y al revés, respectivamente.

Es sobre todo en Aragón y Cataluña, donde se cree que la otàlgia es producida por el hecho de que el gusano o "cuc" (en catalán), que según ellos existe en el interior del oído, tiene hambre, cosa que pretenden solucionar, colocando en el conducto pequeños trocitos de tocino para que pueda alimentarse.

En tierras murcianas ponen en práctica como terapéutica contra el dolor de oídos, el siguiente remedio: En muchos pajares y establos, se encuentran unos diminutos ratones, utilizándose las crías de los mismos que se fríen en aceite y el linimento obtenido con dicha cocción, se recoge en tarritos que luego se usan en caso de necesidad para ser aplicado al oído.

Lo tradicional en Vasconia, donde el caso de entrar agua en el oído , es colocar una piedrecita en el conducto y golpear luego con otra más grande para que salga el agua.

También en el solemne acto de colocar los primeros pendientes a la niña, a fin de privarla de afecciones óticas, suelen mojar el lóbulo de la oreja con saliva de persona que esté en ayunas.

En distintos países existe la tradición de que cuando una persona sufre dolor de oídos, para calmarlo acuden a la Iglesia del pueblo o Ermita de las cercanías, donde se venera un Santo de devoción popular, mojando un algodón en el aceite de la lamparilla que arde frente al altar y aplicándolo al oído enfermo.

Se cuenta que en algunos pueblos de Cataluña, caso de sufrir alguna persona una epistaxis algo intensa, acuden en busca de la llave de una puerta de alguna Ermita y colocándola en la nuca, creen que posee la virtud de cohibirla.

Todavía hoy día es muy frecuente el uso desmesurado que se hace del jugo de limón para tratar distintas afecciones de la garganta, siendo condición, según algunos, hacer los enjuagues en determinadas horas y permanecer el limón la noche anterior a "sol i serena" (Modismo catalán que equivale "al relente").

Son muy del dominio popular los refranes, que siendo generalmente breves, son un dechado de experiencia y de manera graciosa muchas veces expresan un gran significado.

Ya el célebre Hipócrates se hizo famoso por sus "Aforismos", algunos de ellos hoy en día completamente falsos, pero otros muchos guardan un gran valor científico y son fruto de su ciencia primitiva y larga práctica. Así vemos que en Cataluña es famoso el aforismo:

"Sang al nas, infant al braç."

El mismo Hipócrates ya se expresó de forma análoga, según lo que sigue:

"Mulieri menstruis deficientibus e naribus sanguinem fluere, bonum."

La nariz juega , bajo el punto de vista estético, un papel muy principal. Así dice un refrán:

"Quien se corta la nariz, su cara afea."

Como se cuenta de un convento de religiosas que existió en tiempos antiguos en la hoy Parroquia de San Pedro de las Puellas de Barcelona, las cuales antes de verse entregadas a los moros y cautivas en los harenes, se cortaron la nariz, por lo cual fueron despreciadas por los invasores. Argumento que incluso en nuestros días se rumoreó sería llevado a la pantalla.

El pueblo ha pretendido adivinar en la nariz, según su forma, características, coloración etc., la expresión de determinadas clases de carácter, temperamento, rasgos psíquicos etc., como nos lo muestran los siguientes refranes:

"Nas de ganso, geni de dimoni."
"Nas roget, de vi o de fred."
"Nas llarg, porta noblesa."
"Qui no té nas de les orelles ha goig."
"Tontos de nas llarg, mal se n’ha vist cap."
"A l’home s’el medeix del nas en amunt."
"Nas de gall, geni de cavall."
"Nas petit, bona figura."
"Home nassut mai no és cornut."

Como dato curioso anotamos que a Barcelona, se la conocía antiguamente con el apodo de : "Ciutat dels xatos".

En Castilla es corriente la expresión:
"El chato, mal huele" o también "Con hombre chato no tengas trato."

Los andaluces acostumbran a denominar a la Muerte, "La Chata", en relación a la clásica calavera, por lo que dicen: "La Chata mil planes desbarata".

Una fábula antigua cuenta que en cierta ocasión encontrándose un león ya achacoso, para cobrar sus presas en la selva, creyó más cómodo que los animales acudieran a su guarida, invitándoles a que olieran su boca, pues tenía una muela careada y quería descubrirla. Cierto día acudió la zorra, la cual viendo que a la entrada de la cueva había desperdicios y restos de otros animales, contestó muy cauta: "-No huelo nada, que estoy romadizada..."

Cuya traducción en Cataluña es la expresión "estar embrumat", es decir, cuando se está afecto de un catarro nasal y el olfato está disminuido.

Es también corriente el aforismo: "Al nas i la boca fins la mort els adoba."

La faringe , que el pueblo conoce con los apodos de "tragadero" o "pasapán" y en catalán "el pas de les sopes", recibe en relación a sus funciones y afecciones propias distintos apodos; de este modo se dice:
"Tot mal de coll es angina" y "L’oli cou al coll i a la butxaca."

También haciendo alusión a ciertas personas reticentes, que hablan poco por conveniencia, se les aplica el refrán: "Este gallo que no canta, algo tiene en la garganta."

Las alteraciones fonéticas que puede sufrir la voz vienen expresadas gráficamente del siguiente modo:

"De hombre tiple y de mujer bajón,
¡líbranos, Señor!"

Cuyo significado es la poca confianza que deben inspirar las personas de voz contraria a su sexo.

En tiempos remotos, los cantantes de poca monta, en los entreactos, solían "refrescar" su garganta en Cataluña, con el clásico "sígalo", copita de anís (cuyo precio era de seis céntimos); dicha práctica viene expresada por la frase: "La seca garganta ni gruñe ni canta".

Asimismo en algunos pueblos catalanes, cuando un pequeño tiene la tos quintosa, clásica del coqueluche, las vecinas para calmar a la asustada madre, le dicen:

"Mentres criden no s’escanyen."

Hipócrates dijo: "Cualquier golpe fuerte en el cerebro, priva súbitamente del uso de la voz".

El acto de comer requiere cuidados y atención, pues de lo contrario, pueden ocurrir percances (atragantamiento) ya sea por ir aprisa, no masticar adecuadamente etc., produciéndose accidentes que el pueblo expresa en la siguiente forma:

"Ha pasta per l’altre forat."

Y también por medio del siguiente aforismo, considera de poca sensatez la persona que en tanto come canta, por lo que se dice:

"Qui canta a la taula i xiula al llit
té el seny molt mal complit."

Las tan temibles espinas deglutidas en ocasiones, en el acto de comer pescado, viene confirmado por el decir popular:

"Mentir y comer pescado
requiere cuidado."

Frecuente es decir: "Oye como quien oye llover", refiriéndose a una persona que no quiere darse por aludida cuando una cosa no le interesa.

Los catalanes, cuando un individuo presenta un grado de sordera muy acentuado, dicen: "Es más sord que una tapia", que en castellano se expresa por: "Más sordo que un tabique."

Los cantantes aficionados que en música no afinan lo suficiente, se les dice: "Tens les orelles a ca’l ferrer".

La expresión por la mímica de los labios suple en parte a los sordos de su dolencia, por lo que se dice: "Al sordo, de oídos le sirven los ojos."

De los individuos que poseen un oído muy fino se dice que tienen: "Oído de tísico."

En Cataluña, habíase prodigado en tiempos remotos que la picadura de avispa sanaba aplicando cerumen de la oreja, por lo que se decía:

"Picada d’abella, cera d’orella."

Después de todo lo referido, a modo de colofón, citaremos como muestra del ingenio y de la agudeza humorística de nuestros abuelos, la frase según la cual, de los fármacos que terminaban en "ina" (por ejemplo: quinina, cafeína, atropina, etc.) socarronamente decían:

"De cuanto termina en "ina",
lo mejor es la gallina."

¿Qué no dirían de la penicilina, estreptomicina, cloromicetina, aureomicina, etc.?

***

Hasta ahora hemos divagado alrededor de un tema de poca envergadura, en relación con los estudios contenidos en la presente publicación, originales de plumas más autorizadas y competentes que la nuestra. No obstante, sirvan estas líneas para expresar de modo sincero, la admiración y el respeto hacia la figura del ilustre Profesor Casadesús, alma y vida de las promociones dedicadas a nuestra especialidad, que han desfilado por las aulas de la barcelonesa Facultad de Medicina.

La tradition populaire dans notre specialité

The popular tradition in our speciality

Die Volksüberlieferung in unserer Spezialität

Mallorca, 560.